martes, 8 de mayo de 2018

Kiki Ricky Travel

Kiki Ricky Travel es, como indica su nombre, la versión portátil del Kiki Ricky de Ravensburger. Lo he comprado recientemente en Lidl, donde han puesto algún juego más en formato travel de Ravensburger, pero éste es el único que he encontrado yo. Lo he comprado porque es muy sencillo para los niños pequeños y, efectivamente, a mi hijo pequeño le encanta.

La caja, de pequeño tamaño como es de suponer, contiene una pista de paja en dos piezas, cuatro gallinas, un dado personalizado y un huevo que es el que se lanzará cuesta abajo. Y el manual, claro.



El montaje es muy sencillo y para que el juego no se desmorone hay que encajar las piezas plásticas en la propia caja quedando así bastante sólido.


Y es sencillísimo de jugar. Tiramos el dado y se avanza lo que indique siguiendo la dirección de las flechas que están en las balas de paja. Si la casilla está ocupada por una gallina, se pasa a la siguiente. Y si sale el gallo elegimos entre avanzar una casilla o lanzar el huevo. Con cuidado, claro, de no darle a nuestra gallina. Las gallinas que caigan empezarán de nuevo el recorrido. Pero no pasa nada, enseguida volvemos a estar arriba.


El juego es sencillo hasta decir basta y claro, puede aburrir si tienes más de 6 años. Pero es un juego para niños en el que además de entrenar el avanzar un ficha contando lo que van a entrenar a tope es la frustración. Porque es muy fácil que la gallina vaya abajo. Y eso no les gusta para nada. Todo cabreos, pataletas y lloriqueos porque lo que quieren es ganar. Juegos así, sencillos y rápidos, son magníficos para que poco a poco entiendan que no se puede ganar siempre y que cuando se pierde hay que aceptarlo sin enfadarse ni coger un berrinche. Y para mí eso es lo más importante del juego a edades tempranas.